Lo ideal es realizar entrenamiento funcional de 2 a 3 veces por semana, alternando con días de descanso o actividades de menor intensidad.
Al realizar ejercicios que imitan movimientos cotidianos, se desarrolla una mayor coordinación y equilibrio, lo cual es fundamental en esta etapa de la vida.
Se puede empezar con el entrenamiento funcional sin ser un experto, comenzando poco a poco, prestando atención a tu cuerpo y adaptando los ejercicios a tus capacidades.
Es importante escuchar a tu cuerpo y no forzar si se siente dolor, modificando el ejercicio o descansando si es necesario.
Es recomendable buscar orientación profesional, un entrenador personal puede ayudar a crear un programa adaptado a ti.
El entrenamiento funcional puede ser una forma divertida de mantenerse activos y fortalecer su cuerpo.
Se puede disfrutar del proceso encontrando actividades que te gusten y que te motiven a seguir adelante.
Se trata de trabajar músculos que se activan al realizar tareas diarias, como levantar objetos, agacharse o incluso subir escaleras.
El entrenamiento funcional utiliza el propio peso corporal, bandas elásticas, pelotas o kettlebells.
Al realizar ejercicios que fortalecen el core y mejoran la estabilidad, se facilita la realización de tareas diarias.
Movimientos como girar, inclinarse y agacharse se vuelven más fáciles.
Al incluir ejercicios de alta intensidad, se favorece la quema de calorías.
Con un cuerpo más fuerte y ágil, la fatiga disminuye y se mejora la vitalidad.
El entrenamiento funcional se convierte en una herramienta clave para mantener la independencia.
A través de ejercicios que promueven el equilibrio y la fuerza, se reduce el riesgo de caídas, una de las principales preocupaciones en esta etapa.
Se realizan ejercicios que ayudan a prevenir caídas y lesiones.
La actividad física regular también tiene un impacto positivo en la salud mental y la memoria.
Aquí te dejo algunos ejercicios funcionales que son perfectos para todas las edades: Sentadillas, Flexiones de brazos, Desplazamientos laterales.
Se recomienda que los principiantes comiencen con ejercicios básicos y vayan aumentando la dificultad a medida que se sientan más cómodos.
Sí, siempre y cuando se realicen bajo la supervisión de un profesional que pueda adaptar los ejercicios a las necesidades individuales.
No solo notarás una mejora en tu fuerza y equilibrio, sino que también disfrutarás del proceso y te sentirás mejor contigo mismo.