La visualización consiste en experimentar, mediante la imaginación, cualquier situación que pudiera darse en la vida real. Se ha usado tradicionalmente en fobias, como recurso para llevar a cabo una exposición que no fuera viable hacer por no disponer del estímulo fóbico en sí. Debemos diferenciar entre “imaginar” y “visualizar”, pues si bien es necesaria la imaginación para la visualización, no es suficiente. Para que la visualización se realice con todo el éxito posible, tiene que cumplir ciertas condiciones. Antes de nada, debemos diseñar la escena que vamos a experimentar. Empezaremos por estímulos sencillos, como el color del balón, y poco a poco, según vayamos dominando cada una de las escenas, las iremos sofisticando, llegando a diseñar el examen de conducir, una entrevista de trabajo, o los primeros metros de una carrera. En esta sofisticación será recomendable incorporar más estímulos además de imágenes.
Los sonidos, los olores, el tacto, el equilibrio o las emociones pueden ayudarnos a otorgar realismo a la escena, y a contribuir a crear esa huella de memoria que se active en el momento de la verdad. Además, siempre es muy útil añadir la percepción de estímulos en 360 grados, sobre todo en el momento de empezar a imaginar, el momento en el que nos transportamos a la visualización.
Una vez hayamos diseñado la escena, será el momento de la ejecución de la visualización. Es recomendable empezar realizando un control de nuestra activación a través de la técnica de la respiración, con el objetivo de limitar la activación a nivel cognitivo y dirigir nuestros recursos atencionales a la tarea que nos ocupa. Una vez hemos controlado nuestro nivel de activación, comenzaremos a activar la escena que hemos diseñado en nuestra imaginación, en tiempo real. Esto no significa que no podamos “saltar en el tiempo” si por ejemplo, queremos preparar el momento de arrancar el coche, de adelantar y de aparcar.
Además de para fobias y desarrollo personal, la visualización se está empezando a utilizar con personas enfermas de cáncer y, aunque su eficacia en estas lides está aún por demostrarse, no deja de ser indicativo de lo potente de la técnica, de la cual hemos dado un mero esbozo a lo largo de este artículo. Para realizarla en condiciones óptimas, requeriremos de la guía y la instrucción de un psicólogo experto.