Actividades como caminar, correr, saltar y trepar son muy buenas para tener unos huesos fuertes.
Se conocen como actividades donde se carga el propio peso corporal, porque utilizan la fuerza de nuestros músculos y la gravedad para ejercer presión sobre nuestros huesos.
Esta presión hace que el cuerpo desarrolle unos huesos cada vez más resistentes.
Asegúrese de que su hijo haga un mínimo de una hora de actividad física al día, que incluya ejercicios que supongan cargar su propio peso.
Esto incluye caminar, correr y saltar.
Montar en bicicleta y nadar no ejercen esta presión de soportar el propio peso corporal.
Van muy bien para mantener la salud en general, pero los niños también necesitan practicar algunos ejercicios que supongan cargar su propio peso corporal.
La mayoría de las personas acaban de formar toda su osamenta en torno a los 20 años de edad.
Tener unos huesos fuertes en la infancia es un buen principio para tener una buena salud ósea durante el resto de la vida.
Construimos casi toda nuestra densidad ósea durante la infancia y la adolescencia.
En la etapa adulta, seguimos sustituyendo hueso viejo por hueso nuevo, pero a un ritmo más lento.
Cuando envejecemos, nuestros huesos se debilitan debido al paso del tiempo.
Los niños con unos huesos fuertes tienen más probabilidades de evitar la debilidad ósea en etapas posteriores de la vida.
Los padres pueden ayudar asegurándose de que sus hijos reciben los 3 ingredientes fundamentales para tener unos huesos sanos: calcio, vitamina D y ejercicio físico.
El calcio es un mineral conocido porque ayuda a tener unos huesos sanos.
Anime a su hijo a ingerir alimentos ricos en calcio: Si su hijo toma lácteos, su médico o su dietista le puede indicar qué cantidad de este tipo de alimentos le debería servir en función de la edad que tenga su hijo.
La vitamina D (a veces etiquetada como vitamina D3) ayuda al cuerpo a absorber el calcio.
Obtenemos vitamina D a partir de alimentos como el pescado graso, los hongos, el hígado y los huevos, así como a partir de la exposición a la luz solar.
La leche también contiene vitamina D añadida, incluyendo algunas leches de soja, almendra y avena.
Puesto que la vitamina D es tan importante, los profesionales de la salud recomiendan que todos los niños tomen suplementos de esta vitamina si no ingieren suficiente cantidad de este mineral en su dieta.
Los bebés que se alimentan de leche materna o que ingieren menos de 32 onzas (95 cl) de leche de fórmula al día necesitan ingerir más vitamina D.
Pregunte a su médico cuánta vitamina D necesita su hijo y cuál es la mejor manera de obtenerla.
Nuestros músculos se vuelven más fuertes cuanto más los utilizamos.
Ocurre lo mismo con los huesos.
Todo el mundo necesita ingerir suficiente cantidad de calcio, suficiente cantidad de vitamina D y hacer ejercicio físico.
Pero estos tres elementos son especialmente importantes para los niños, sobre todo cuando estén travesando la etapa de la pre-adolescencia o de la adolescencia.