Haz ejercicio y, sobre todo, fortalece tu musculatura. Unos músculos más fuertes protegen mejor los huesos y articulaciones, por lo que se previene la aparición del dolor y de lesiones, y se mejora el rendimiento en el deporte y en la vida diaria. Evitar la práctica de deportes de alto impacto puede acelerar el deterioro de las articulaciones y provocar molestias en la zona de forma más precoz. Evita el sobrepeso. Un mayor peso corporal implica directamente una mayor sobrecarga de las articulaciones, sobre todo las de extremidad inferior como tobillos y rodillas y en la parte baja de la espalda. Muévete de manera regular y vigila tu higiene postural. Vigila cuanto tiempo pasas sentado sin moverte. Cada hora u hora y media levántate y camina un poco. Aprovecha para mover tus articulaciones, cuello, hombros, brazos y piernas. De esta manera relajarás tus músculos y mantendremos la movilidad y flexibilidad de las articulaciones. Otro aspecto importante a tener en cuenta es vigilar nuestra postura en el día a día. Realizar las actividades cotidianas con una buena higiene postural nos ayudará a evitar sobrecargas y desgastes prematuros en nuestras articulaciones. Haz un entrenamiento específico de flexibilidad y movilidad. A menudo, lo descuidamos y debería ser una parte importante de nuestro entrenamiento. El entrenamiento de la movilidad articular y los ejercicios de flexibilidad muscular han de estar presentes de forma fija en nuestra rutina de entrenamiento. Sigue una dieta variada, haciendo especial hincapié con los lácteos, las proteínas y las vitaminas A, C y D. Si lo deseas puedes optar por complementar tu dieta con algunos suplementos. Los más representativos en el cuidado de las articulaciones son el colágeno, el ácido hialuronico y el magnesio. Estos suplementos pueden ayudarte en el cuidado de tus articulaciones. Consulta un especialista en fisioterapia. Si las articulaciones no funcionan bien o hay dolor se acaba afectando la cinética o movimiento corporal global. Puede que una pequeña molestia termine convirtiéndose en una lesión importante si no se actúa sobre la misma desde el principio. Es mejor saber atajar el problema desde el comienzo y tratarlo de raíz antes de que sea tarde. Técnicas como el masaje, las manipulaciones y movilizaciones articulares y los estiramientos son de gran ayuda para preservar la salud articular y minimizar los riesgos de lesión.