No es seguro tomar alcohol, dado que la sustancia pasará al feto y permanecerá en su organismo un tiempo más prolongado que en su madre.
El consumo de determinados medicamentos son cuestiones que debes comentar a tu profesional de salud de confianza.
Debes abstenerse de comer pescado crudo o poco cocido, zumos, leche o quesos no pasteurizados.
Lo mismo ocurre con los huevos crudos o las preparaciones que los contengan.
No conviene comer anchoas ni boquerones, las razones son que contienen mucha sal, lo que contribuye a elevar la presión arterial.
Consumir pescados que puedan contener mercurio, como el atún o el pez espada, puede ser peligroso para el sistema nervioso del feto.
La administración de cualquier tipo de medicamento debe estar autorizada por el médico, así que debes consultarle este punto, incluso si tomabas algunos desde antes de la gestación.
Debes evitarte los antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno, algunos antidiabéticos orales, las estatinas y el omeprazol.
La cafeína puede provocar problemas de crecimiento y desarrollo del bebé.
Lo mejor es limitarse a 2 tazas pequeñas al día.
Igualmente, recuerda que esta sustancia también se encuentra en el té, las bebidas energizantes y muchos refrescos.
El tabaco conlleva un riesgo alto para el feto, por lo que no puedes fumar, vapear ni ser fumadora pasiva.
La mujer embarazada puede estar expuesta a riesgos derivados de su actividad laboral, como fisicos: el ruido, las temperaturas extremas y las radiaciones.
Ergonómicos: el manejo de cargas y las posturas sostenidas.
Químicos: tóxicos, pesticidas y metales pesados, como el mercurio.
Biológicos: infecciones por virus, bacterias, hongos o parásitos.