El Instituto de Medicina de los Estados Unidos ha revelado que la deshidratación aumenta el nivel de cansancio y desciende el rendimiento cognitivo, debido que el 76 por ciento del cerebro está compuesto por agua.
Por eso, lo primero que se le da en un hospital a cualquier enfermo es suero, que no es más que agua con sales minerales.
Agua pura: el 70 por ciento del planeta y del cuerpo humano están hechos de agua.
El agua interviene en todos los procesos químicos que existen en la naturaleza y en cada una de las funciones del cuerpo humano, con la ventaja de que es el único líquido que aporta cero calorías.
Si siente sed, es porque el cuerpo ha perdido agua, y hay que reponerla.
No todas las personas deben ingerir ocho o más vasos de agua al día: solo la que necesiten para no sentir sed.
Jugos naturales sin azúcar: ya sean de frutas o verduras, o ambos, está libres de químicos y además de calmar la sed, aportan nutrientes, principalmente vitaminas y minerales.
Sin embargo, hay que prepararlos y tomarlos de inmediato para que no pierdan el valor nutricional al entrar en contacto con el oxígeno del ambiente.
Cuando no hay sed sino hambre, se deben consumir las frutas y verduras enteras y con cáscara para darle más vitaminas, minerales y fibra al cuerpo.
Té: Además de agua, es una bebida con antioxidantes.
Es mejor consumirlo en bolsitas o conseguir las hojas de té, y evitar tomarlo envasado por la cantidad de azúcar, preservativos, edulcorantes y saborizantes artificiales que contienen los tés en botella o lata.
Infusiones: son apreciadas por su poder hidratante, refrescante y medicinal.
Desde la antigüedad se han usado las plantas y las flores con fines curativos, y en la actualidad muchos medicamentos se elaboran con base en extractos de hierbas y flores.
Ahora se ha puesto en boga mezclar hierbas aromáticas con frutas para potenciar los efectos terapéuticos, realzar el sabor y hacerlas más apetecidas.