Enfermedades cardiovasculares, Infarto agudo de miocardio, Insuficiencia cardiaca, trasplante cardiaco, Enfermedad isquémica, Hipertensión arterial, Enfermedad arterial periférica, Enfermedades pulmonares, EPOC, Asma, Fibrosis quística, Enfermedades neuromusculares, Esclerosis múltiple, Alzheimer, Parkinson, Fibromialgia, Enfermedades metabólicas y endocrinas, Obesidad, Diabetes, Dislipemias y hiperlipemias, Insuficiencia renal, Enfermedades oncológicas, Cáncer de mama, colon, pulmonar, Enfermedades articulares y óseas, Artrosis, Osteoporosis.
Numerosas enfermedades son cada vez más frecuentes entre la población mundial, como el cáncer, la obesidad, la diabetes, la hipertensión o la osteoporosis; entre otras.
El ejercicio físico ha demostrado ampliamente que debe estar presente tanto en la prevención como en el tratamiento de la mayoría de estas enfermedades crónicas, con el fin de minimizar y/o ayudar a controlar sus síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Todas ellas precisan realizar ciertos ejercicios físicos controlados, pero se requieren una intensidad, frecuencia y duración determinada para cada enfermedad y cada caso individual.
Los pacientes con varias dolencias, de mayor edad y con limitación funcional, son los que más se benefician de este tratamiento.
El fisioterapeuta, como profesional sanitario experto en movimiento y ejercicio para la salud, contribuye a mantener, mejorar o recuperar la autonomía-a funcional de sus usuarios.
Además, desarrolla programas de prevención, contribuye a la detección temprana y evalúa los factores de riesgo para las enfermedades crónicas.
El concepto de prehabilitación viene determinado por la importancia de afrontar un proceso de cirugía o trasplante en las mejores condiciones físicas y funcionales posibles.
Si el tratamiento se empieza en cuanto se diagnostica la dolencia, enfermedad o cuando aún no está muy comprometida la autonomía del paciente, se consigue mantener, en gran media, la buena funcionalidad del sistema y capacidad funcional.