Las variables que debes tener en cuenta son:
Edad: dependiendo de los años que tengas, el entrenamiento tendrá una dimensión y unos fines diferentes.
Sexo: en este punto ocurre exactamente lo mismo.
Hábitos de entrenamiento: para conseguir tus objetivos, no es lo mismo que empieces a entrenar desde cero, que lo lleves haciendo durante un cierto periodo de tiempo.
Por ello, según sea tu experiencia y hábitos, se contemplarán diferentes niveles de adecuación.
Esto nos indicará si tu nivel es: principiante I, principiante II, intermedio, avanzado y avanzado experto adaptando así el entrenamiento para hacerlo los más apropiado a tu nivel y objetivo.
Objetivos: Estos pueden ser múltiples atendiendo a si buscan alcanzar la mejora de alguna cualidad en un deporte en concreto o si tu objetivo es hacia la mejora de la salud.
Disponibilidad espacial: El lugar donde poder desarrollar la práctica de ejercicio puede ser muy diverso.
Disponibilidad temporal: ¿trabajas?, ¿tienes poco tiempo a lo largo del día o de lo contrario dispones de bastante?, ¿tus horas libres son por la mañana, por la tarde o por la noche?…
Tu entrenamiento se adecuará según tu disponibilidad horaria y de la frecuencia con la que puedas practicarlo.
Gustos y preferencias: ¿qué actividades prefieres?, ¿te gusta más asistir a una clase colectiva o entrenar por tu cuenta?, ¿te encuentras más a gusto realizando actividad física por la tarde?
Estilo de vida: Teniendo en cuenta que el día tiene 24 horas y que la mayoria de la gente emplea 8 horas a trabajar, 8h. a descansar o dormir y 8 al tiempo libre la actividad que realices durante estas horas generaran adaptaciones que debemos tener en cuenta.
Si desempeñas un trabajo sentado o de pie, desplazando cargas o no, con movilidad del las extremidades superiores o inferiores deberan tenerse en cuenta buscando compensar los posibles desequilibrios que puedan producirse y adaptando el entrenamiento para buscar una mejora de la funcionalidad.