La mejor forma de desarrollar la resistencia cardiovascular es establecer una rutina constante de cardio que te suponga un desafío. No hay que excederse con los entrenamientos aeróbicos si el cuerpo no está acostumbrado. Puedes empezar poco a poco, con solo 10-15 minutos de actividad física durante la primera semana. Puedes trotar o caminar para empezar. A partir de ahí, puedes aumentar la duración para subir gradualmente la intensidad. Si quieres hacer que tus entrenamientos en cinta sean más exigente puedes aumentar la inclinación o caminar con unas mancuernas. Si tienes un nivel más avanzado, puedes empezar con ejercicio cardiovascular de 3 a 5 días a la semana, durante un mínimo de 150 minutos en total. Para utilizar eficazmente el oxígeno, debes trabajar al 65 o 75 % de tu frecuencia cardíaca máxima. Caminar a paso ligero, correr, montar en bici, nadar y hacer ejercicio en clases grupales son maneras excelentes de mejorar la resistencia aeróbica. A medida que te acostumbres a estos entrenamientos de cardio, podrás hacerlos más exigentes. La clave está en poner a prueba el sistema cardiovascular haciendo estas actividades a una intensidad de moderada a alta durante largos periodos de tiempo, aumentando gradualmente la frecuencia, la intensidad, el tiempo o el tipo de actividad. Elegir los ejercicios aeróbicos que más te gusten es imprescindible para alcanzar este objetivo de resistencia. Al hacer algo que te resulta divertido, es más probable que lo sigas haciendo a largo plazo y que aproveches todos los beneficios que tenga para la salud. También es una buena idea consultar a profesionales antes de comenzar cualquier rutina de ejercicio, especialmente si se tiene algún problema de salud.