Una cocina ergonómica comienza con una buena planificación que tenga en cuenta la altura del usuario, el tipo de uso y la funcionalidad.
Desde AMC recomiendan: Alturas de encimera adaptadas a la persona que cocina habitualmente (10-15 cm por debajo del codo).
Bajar ligeramente la placa de cocción para que la altura del borde de la olla coincida con la zona de trabajo.
Subir el fregadero unos centímetros, ya que el fondo marca la altura real de trabajo.
Integrar electrodomésticos a la altura de los ojos y las manos para reducir esfuerzos y evitar flexiones.
Sustituir armarios bajos por gavetas extraíbles con extracción total para mejorar la accesibilidad.
Usar armarios altos con puertas abatibles o con apertura automática que permita dejarse abiertos sin riesgo de golpearse.
Garantizar una buena iluminación funcional, eficiente y sin deslumbramientos.
Además, se aconseja una distribución fluida que facilite los movimientos y evite posturas forzadas, garantizando recorridos eficientes entre las distintas zonas de la cocina.
En torno a la zona de cocción, es importante mantener al menos 50 cm de superficie libre a cada lado.
En caso de que el fregadero se sitúe justo al lado, esta separación debe ampliarse hasta 60 cm, asegurando así una superficie de trabajo práctica, ergonómica y segura para los usuarios.
Una cocina saludable no termina en la zona de preparación.
Los espacios de convivencia también deben estar pensados para el confort.
En este sentido, las sillas y mesas juegan un papel clave.
Las recomendaciones incluyen una altura de silla entre 45 y 50 cm, una distancia de entre 25 y 30 cm respecto a la mesa, y al menos 65 cm de ancho por comensal.
Las mesas extensibles o los mostradores sobre encimera son soluciones ideales para cocinas de menor tamaño sin renunciar al confort.
La ergonomía en la cocina no es una tendencia, es una necesidad que impacta directamente en la calidad de vida.
AMC y sus marcas promueven las cocinas ergonómicas adaptadas a las personas: con alturas personalizadas, movilidad fluida y mobiliario que mejora el bienestar físico.
Las cocinas cómodas, vida saludable en definitiva, apostar por la ergonomía es apostar por una vida más saludable.
Y “La Buena Cocina Hecha en Casa” es, precisamente, aquella que se adapta a quienes la habitan y por eso, cuida de sus cuerpos, favorece la convivencia y convierte el acto de cocinar en un placer diario.
Desde AMC, que agrupa a más de 140 marcas del sector, se recuerda la importancia de contar con el asesoramiento de profesionales en cada etapa del diseño o reforma de la cocina.
Porque elegir bien es también una forma de cuidar la postura y la salud.