Un baño funcional se caracteriza por optimizar el espacio y los elementos para que el uso diario sea sencillo y práctico. Esto incluye una distribución eficiente, mobiliario adecuado y soluciones que faciliten la higiene y el confort, sin renunciar al diseño. Este tipo de baños no solo mejora la experiencia de uso, sino que también incrementa el valor del inmueble. Para lograr un baño funcional, es fundamental distribuir correctamente los elementos principales: lavabo, inodoro, ducha o bañera. La circulación debe ser fluida, evitando obstáculos y zonas muertas. Además, ubicar el lavabo cerca de la entrada y separar la ducha o bañera ayuda a optimizar el espacio. Opta por muebles que aprovechen el espacio vertical y que cuenten con almacenaje suficiente para mantener el baño ordenado. Los muebles suspendidos facilitan la limpieza del suelo y generan una sensación de amplitud visual. Un buen baño funcional debe contar con iluminación general potente y puntos de luz focalizados, especialmente cerca del espejo para facilitar las tareas de aseo, maquillaje o afeitado. La luz natural, si está disponible, es una gran ventaja, pero debe complementarse con luces LED eficientes. Invertir en un baño funcional es apostar por la comodidad y la practicidad en uno de los espacios más importantes del hogar.