El entrenamiento funcional busca trabajar todos los músculos del cuerpo a través de la imitación de movimientos cotidianos, como caminar, saltar, subir escaleras, levantar peso, etc. Los ejercicios de entrenamiento funcional tienen como objetivo que los músculos trabajen juntos y no de forma aislada, y que se preparen para las tareas diarias, simulando los movimientos comunes que puedes hacer en tu casa, en el trabajo o en la práctica de cualquier deporte. Desarrolla la Fuerza (potencia, hipertrofia, resistencia y tonificación). Los movimientos en los ejercicios de un entrenamiento funcional deben ser multiarticulares: esto quiere decir que los ejercicios deben generar una mayor coordinación intermuscular y sean capaces de movilizar mayores cargas y, por tanto, de aplicar estímulos más intensos.
Entre los ejercicios de entrenamiento funcional más sencillos y habituales se encuentran las flexiones, zancadas, rotaciones de tronco, sentadillas, dominadas o burpees. Lo recomendable es comenzar con ejercicios de peso corporal.
A medida que vayas adquiriendo un mejor estado físico, podrás añadir más resistencia, como pesas o bandas de resistencia.
A continuación, te dejamos algunos ejemplos de ejercicios funcionales que se pueden incluir en una rutina de entrenamiento:
Sentadillas con o sin carga.
Zancadas.
Dominadas.
Fondos de brazos y de tríceps.
Flexiones.
Planchas para trabajar el core y los abdominales.
Elevación de cadera con una pierna.
Estocadas multidireccionales.
Arrancadas y cargadas.
Peso muerto.
Swing con kettlebell.
A medida que incluyamos más ejercicios funcionales a nuestra rutina de entrenamiento, deberíamos observar cada vez más mejoras a la hora de realizar nuestras actividades diarias.