Se denomina barrera arquitectónica a aquellos obstáculos físicos que impiden que personas con movilidad reducida o capacidades diferentes puedan llegar, acceder o moverse por un espacio urbano, un edificio o una parte de él. Las barreras arquitectónicas no solo dificultan o impiden la libre movilidad a las personas con discapacidad, sino también a otros grupos como las personas mayores, personas convalecientes o a las mujeres embarazadas. Por ejemplo, los bordillos de las aceras son barreras arquitectónicas, ya que impiden que las personas con sillas de ruedas puedan desplazarse fácilmente por las ciudades. También lo son las escaleras sin un recorrido alternativo mediante rampas o ascensores. Existen otro tipo de barreras como las aceras excesivamente estrechas o mobiliario urbano dispuesto de forma que estorba la movilidad. La pendiente máxima de las rampas está fijada por las normas nacionales, autonómicos y locales en un 12%. Tales barreras son "uno de los grandes fracasos de la política española de atención a las personas con discapacidad", según el último informe de la máxima representación de estas, CERMI.