Es importantísimo elegir bien el tipo de pavimento que se emplea para que una silla de ruedas puede moverse cómodamente. Lo principal es conseguir un recorrido continuo que, permita recorrer todas sus zonas. Concreto: Queremos una superficie lisa pero antideslizante en seco y mojado. Pavimento asfáltico: Es una muy buena solución. Drena muy bien, evita la acumulación de agua si se le da la pendiente adecuada, tiene un bajo mantenimiento, etc. Capas de piedras machacadas con algún aglutinante: Tiene la complicación de que se le debe dar un mantenimiento algo mayor para asegurar la accesibilidad a largo plazo, pero es algo que tambien funciona bien. Madera: Con piezas en el sentido perpendicular a la circulación, siempre que las juntas sean inferiores a 1,50 cm. Adoquines planos sobre una base dura: No es la solución ideal, porque deben instalarse muy bien para evitar que con el tiempo se asienten y aparezcan irregularidades. Suelo no tratado: Necesitamos una buena compactación, del 90% de proctor modificado. Pavimento de caucho: Es un pavimento de seguridad que se suele usar para amortiguar la caída de niños en zonas de juegos, caminos, gimnasios, etc. En general debemos evitar cualquier solución que tenga materiales sueltos, como la grava o la arena, ya que no son accesibles.