Si tu prioridad es perder peso, la ciencia dice que lo mejor es combinar ambos factores pero, en el caso de que tuviéramos que elegir, la alimentación tendría más peso.
La realidad es que se trata de una pregunta muy reduccionista.
Si tenemos que elegir, mal vamos.
Sin ejercicio físico va a resultar más complicado que la pérdida de peso se mantenga en el tiempo.
Es cierto que el ejercicio físico es una parte imprescindible de la ecuación para perder peso, pero no porque en el corto plazo vayamos a compensar la ingesta calórica, sino porque en el medio-largo plazo generaremos más masa muscular, lo que aumentará nuestro gasto metabólico, entre otros muchos beneficios.
El resultado fue que la media de pérdida de peso fue mayor en el grupo que seguía una dieta y hacía ejercicio, en comparación con el que solo seguía una dieta y el que solo hacía ejercicio.
Podríamos decir, por tanto, que lo mejor es combinar dieta y ejercicio, pero, si hay que elegir, solo con dieta se obtienen mejores resultados que solo con ejercicio.
Habría que hacer mucho más de lo que pensamos y de lo que suele ser compatible con la situación personal y profesional del ser-humano-cotidiano.
En algunos estudios que han analizado cómo conseguir una pérdida de peso significativa únicamente a través del ejercicio, los participantes quemaron entre 400- 500 kcal por sesión de actividad física, cinco o más días a la semana.
Esto se consigue haciendo entre 225 y 420 minutos de ejercicio físico de intensidad vigorosa a la semana.
Si entrenas cinco días a la semana, son entre 45 y 1 h y 20 min al día aproximadamente.
Si lo haces siete días a la semana, son entre 30 minutos y una hora al día.
Algo difícil de encajar en la vida de muchas personas.
Nuestros sistemas no entienden el motivo de ese gasto energético y, si lo ven como una amenaza para su equilibrio, harán algo para solucionarlo.
Implementar estrategias para mantener lo suyo.
Por ejemplo, aumentar el apetito y ralentizar el metabolismo.