El estrés agudo produce una sensación desagradable en el cuerpo.
Se genera tras un evento traumático, o bien muy abrumador, y si esta sensación persiste por más de un mes, pasará a un estadio más serio.
Ante episodios de estrés agudo, es posible que una persona manifieste uno o más síntomas de los siguientes:
Cambios en las deposiciones: puede suceder que las heces cambien, provocando estreñimiento o diarrea.
Olvidos: los olvidos son comunes cuando existe una sobreexposición al estrés.
Malestares en diversas partes del cuerpo: se pueden generar malestares en diferentes partes del cuerpo, pero por sobre todo en la cabeza.
Falta de energía física: un síntoma típico de una persona que está teniendo mucho estrés es que no posee energía física o al menos siente que se encuentra en niveles muy bajos, mientras que a su vez se siente fatigada y cansada.
Trastornos del sueño: suele suceder que bajo episodios de estrés se produzcan trastornos en el sueño, es decir, la persona sometida al mismo duerme demasiado o muy poco.
Malestares estomacales: quien está sufriendo de estrés agudo podría sentir el estómago descompensado, malestares abdominales o náuseas.
Rigidez: un síntoma común al estar estresado será tener la mandíbula o el cuello demasiado rígidos.
Pérdida o aumento de peso: obviamente esto dependerá mucho de la persona que esté siendo expuesta al estrés; si come por ansiedad o si deja de comer por el mismo motivo.
Dificultades sexuales: todos los síntomas anteriores combinados pueden llegar a hacer que la persona que esté padeciendo sienta apatía por la actividad sexual (al menos por el tiempo que dure el episodio).
Otros síntomas: aparición de sensaciones molestas como por ejemplo vértigo, pánico, respiración agitada o taquicardia.