La luz fría favorece la atención y la concentración, por lo que es la utilizada en oficinas, laboratorios y centros de estudio.
Distintos estudios científicos han evidenciado que los estudiantes que trabajan con luces frías tienen un mejor rendimiento que los que lo hacen con luces cálidas.
Tiene sentido, ya que las luces frías estimulan la atención y activan y favorecen la concentración mientras que las cálidas relajan y ayudan a conciliar el sueño.
Para leer o estudiar el rango apropiado está entre los 400 y los 500 lúmenes, por debajo habría que forzar la vista y por encima la luz sería demasiado brillante y también podría ocasionar molestias.
Pero, además de apostar por la luz fría entre los 400 y los 500 lux, hay otros aspectos importantes que se deben tener en cuenta: la luz, además de fría, debe ser lo más homogénea posible y cenital, es decir, que abarque toda la superficie de tu escritorio y que venga desde arriba.