El ejercicio físico es algo fundamental. Actividades de bajo impacto, como una caminata corta, yoga o ejercicios acuáticos, suelen ser efectivas para aliviar el dolor de espalda. El ejercicio ayuda a relajar los músculos tensos y promueve la liberación de endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo. De igual modo, los estiramientos son también fundamentales a la hora de aliviar y prevenir el dolor de espalda. Las posiciones de cobra, de gato-vaca y de niño son algunas de las más destacadas. Cada estiramiento deberá realizarse durante un tiempo aproximado de 30 segundos.
Los estudios indican que el calor y el frío son también métodos efectivos para aliviar el dolor de espalda. El uso de paquetes de hielo es especialmente útil inmediatamente después de una lesión, como una torcedura, ya que ayuda a reducir la inflamación.
Ante la aparición del dolor lumbar se puede recurrir al uso de crema analgésica.
Finalmente, para limitar las probabilidades de sufrir dolor de espalda, se recomienda buscar un buen descanso y mantener una postura cómoda en las tareas diarias. En la mayoría de los casos, el dolor de espalda mejora gradualmente en pocas semanas con tratamiento en casa y medidas de autocuidado.