La ecolocalización, conocida también como biosonar, es un método que utilizan algunos animales que emiten sonidos cuyo eco, que genera la realidad a su alrededor, es interpretado para proporcionar un mapa. La ecolocación la poseen mamíferos como murciélagos y delfines y algunos pájaros. Gracias al sonido que genera golpeando su lengua contra el techo del paladar, a razón de dos o tres chasquidos por segundo, Kish puede detectar si se encuentra frente a un árbol, una puerta o un auto en medio de la calle. La reverberación o el eco que su chasquido genera al rebotar contra estos objetos, es lo que le permite construir una imagen del lugar en el que se encuentra. La experta Emma Tracey, asegura que hay diferencias entre la "ecolocalización pasiva", en la que la persona se ayuda escuchando los ecos casuales para orientarse, y la "ecolocalización activa" en la que el sujeto emite un sonido para generar un eco, ya sea con la lengua o con un golpe de su bastón. No obstante, no son muchos los ciegos que usan la ecolocalización activa al nivel al que lo hace Kish y otros pocos individuos en todo el mundo. La ceguera no ha sido un impedimento para que pueda llevar una vida activa que incluye caminatas por la naturaleza y el ciclismo. Tú emites un sonido o un llamado y las ondas de sonido -que son físicas- rebotan contra las superficies físicas. Por eso, si una persona está haciendo un chasquido y escucha los sonidos que se desprenden de estas superficies, puede hacerse una idea inmediata de cómo están posicionadas estas superficies.