Los suelos antideslizantes son aquellos que tienen una rugosidad mayor de lo habitual.
Los suelos antideslizantes clase 2 o medio ya se incluye dentro de la categoría antideslizante como tal.
En este nivel ya podemos hablar de suelos con una superficie que resiste los resbalamientos medios.
Esto se debe a que incluyen una textura lo suficientemente rugosa como para evitar caídas.
Es recomendable su uso en exteriores o patios y también en zonas interiores húmedas como por ejemplo la zona de ducha.
Pavimento clase 3 o alto incluye los pavimentos que tienen una superficie muy rugosa.
Es recomendable utilizar este tipo de suelos en espacios exteriores húmedos, como por ejemplo patios o bordes de piscinas.
Al tener una rugosidad extrema, podría ser contraproducente su utilización en otras zonas, como por ejemplo el interior de la vivienda.
Esto se debe a que, en zonas donde no hay humedad, este tipo de solería puede frenar en seco las pisadas provocando una caída.
En resumen, podemos decir que en el interior de las viviendas se recomienda instalar pavimentos clase 0 o 1, mientras que aquellos suelos de clase 2 son ideales para zonas exteriores y patios o zonas interiores húmedas como la zona de ducha.
Por su parte, los suelos antideslizantes de clase 3 son de textura extremadamente rugosa por lo que su uso es ideal en zonas exteriores con mucha humedad, como por ejemplo patios con piscinas.