Los colores más claros y fríos hacen que el espacio parezca más grande, mientras que los colores más oscuros hacen que parezcan más cerrados y pequeños a la vista.
La disposición de los colores o texturas en un entorno cambian su perspectiva, haciendo que la habitación parezca más alta, más larga, más ancha o resaltando un elemento en particular.
Para crear una sensación de amplitud en un entorno, el mejor método es usar colores claros, que reflejarán la luz natural y harán que las superficies parezcan más grandes ante los ojos del observador.
Pintar las paredes en un color más oscuro y dejar el techo blanco nos hace percibir que el techo es más alto de lo que realmente es.
Pintar la pared posterior y el techo con un mismo color más oscuro, dejando las paredes laterales más claras, hará que el espacio parezca más ancho y espacioso.
Pintar las dos paredes laterales opuestas en colores oscuros y dejar el fondo y el techo en colores claros hará que el espacio sea más estrecho para los ojos, mejorando la proporción de habitaciones con dimensiones desequilibradas.
Agregar tonos oscuros en la pared posterior, en contraste con los colores más claros en otros lugares hará que el espacio sea más pequeño y más íntimo.
Revestir o pintar una pared de un color más claro en comparación con las demás superficies del espacio, dejándolas de un tono más oscuro, hará que el ojo se sienta atraído hacia ella.
Aplicar un color o revestimiento más oscuro en la parte inferior de la pared también hará que las paredes parezcan más cortas.
Resulta fundamental entender que el color afecta las propiedades visuales de los objetos, por lo que incide en su geometría, en sus dimensiones y cambia la percepción de profundidad y espacio.